Las catacumbas son galerías subterráneas las cuáles se utilizaron por diversas culturas pasadas del Mediterráneo como lugares de enterramiento.
Las más conocidas son las de Roma y las de París, son estas las que ofrecen un mejor estado de conservación y mayor estudio de las galerías.
El origen de ambas es muy distinto, las construidas en la ciudad de Roma se hicieron con el fin de organizar los cuerpos de los primeros cristianos del siglo II.
El nombre catacumba se cree que viene del griego κατά «hacia abajo», y τύμβoς «túmulo» o Por otra parte se dice que pudiera ser un híbrido del griego κατά «hacia abajo» y de la raíz latina -cumbo que significa «yacer, estar acostado».
Este nombre era el que tenía una zona periférica de la vía Appia próximo a la basílica de San Sebastián donde se encontraba el cementerio en el que estaban enterrados los cuerpos de Pedro y Pablo en el año 258.
Este se encontraba en una hondonada al que se accedía bajando una cuesta. Desde ahí se comenzó a llamar así a los enterramientos cristianos de los alrededores de Roma aunque no hubiese dicha hondonada.
Catacumbas París
Las catacumbas de París es uno de los cementerios más conocidos de la capital de Francia (Les catacombes).
Son galerías y cuartos subterráneos que se construyeron con un fin muy distinto a las de la ciudad de Roma.
Estás galerías y túneles subterráneos fueron minas de piedra caliza durante la época romana, convertidas a cementerio a finales del siglo XVIII.
Charles-Axel Guillaumot en el año 1786 inspector de canteras se encargó de esta labor, dando este uso a las minas construidas siglos atrás por los romanos.
Dado el gran número de restos humanos después de más de mil quinientos años y a las enfermedades por los cadáveres recientes en diversos cementerios de Francia, se optó por usar estas minas para los enterramientos.
Actualmente se conserva como osario pues alberga más de seis millones de esqueletos humanos, siendo el más grande de Europa en guardar tal cantidad de huesos.